La creación y el uso de las afirmaciones positivas tienen mucho más que una simple repetición. El error común al usar estas afirmaciones es que «cuanto más este se repita más se hará realidad».
Las buenas afirmaciones se basan en el pre-existente núcleo de creencias que sirven a nuestra felicidad, productividad y bienestar. Por ejemplo, considerar estos núcleos de creencias:
1.Yo merezco estar aquí.
2. Yo soy capaz y estoy dispuesto a ser mejor persona de lo que puedo ser.
3. Yo cuento con los recursos y el potencial para superar todos los obstáculos.
Estos núcleos de creencias difieren de afirmaciones como:
1.Yo siento ser merecedor y ser parte de…
2.Yo soy una mejor persona
3.Yo voy a superar el siguiente obstáculo…
La diferencia entre el primero y los ejemplos de este último es que tenemos en mente las creencias, que no se tiene en los últimos. Así que lo que estamos haciendo cuando creamos una afirmación mental de «voy a superar el obstáculo…» es en realidad más como:
Afirmación mental: voy a superar el obstáculo…
Creencia básica: estoy estresado. No puedo hacer esto. Es muy difícil de lograr.
¿No es este el motivo para que un gran número de personas utilicen estas afirmaciones, para superar los obstáculos existentes? Es un error considerar que las afirmaciones son como una cura milagrosa o una solución.
Por ejemplo, para una persona que está enferma, dice para mantener su afirmación «me siento bien» o “me siento mejor” sin mirar las causas de su enfermedad en la que más bien oculta el problema con la afirmación de una solución. Las soluciones son difíciles de afirmar cuando los vemos como milagros.
Creación de una afirmación positiva para la vida:
Las buenas afirmaciones son las que son simples y naturales para mantenerlas sin que estas ejerzan una presión sobre nosotros que nos haga recordar todo el tiempo. Las buena afirmaciones también son el resultado de la realización y las creencias sobre uno mismo.
Volveremos con más conceptos en relación al tema la próxima semana.
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