Hay cuatro palabras clave relativas a la mano y su significado, y que forman las llamadas quirociencias, las ciencias de la mano. La más conocida es, evidentemente, quiromancia. Procedente del griego (keir, mano, y manteia, adivinación), designa la lectura, a través de las líneas y signos que aparecen en la palma de la mano, del pasado, presente y futuro del propietario de esa mano.
La quirología, por su parte (del griego keir, mano, y logos, entender), tiene una curiosa historia. Originalmente era considerada tan sólo como el arte de hablar y hacerse entender con las manos: en otras palabras, el lenguaje de los sordos o de aquellos que no querían ser oídos por los demás.
Sin embargo, aunque manteniendo aún este significado, lo ha ampliado, hasta el punto de que hoy se entiende por quirología el estudio en general de la mano, desde un punto de vista quiromántico, para extraer de ella sus distintos significados ocultos.
Según muchos autores, quirología y quiromancia son hoy prácticamente sinónimos; sin embargo, hay una diferencia fundamental entre las dos palabras: la quiro¬logía se dedica al estudio de la mano per se, mientras que podríamos definir la quiromancia como el estudio práctico de la mano, con fines adivinatorios.
La tercera palabra, la quirognomía (del griego kier, mano, y gnosis, conocimiento), es en realidad una parte de la quirología: se ocupa explícitamente del estudio analítico de las formas, características y dimensiones de la mano, a fin de extraer de ellas el carácter de su propietario.
Finalmente, y a un nivel mucho menos conocido y más elevado, cabe citar la quirosofía, que, de un modo paralelo a la filosofía, se ocupa de interpretar la naturaleza mística o trascendente de la persona a través de las características peculiares de su mano.
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